Maldición
Llegaba la primavera y una vez más, había sido traicionado por el mismo hombre. Pensó mil locuras, todo conjeturas pero finalmente, después de miles de idea y cientos de horas perdidas en pensamientos, llegó la clarividencia. Sus ojos se llenaron de lágrima cuando pudo comprobar que era cierto, todo era cierto, su corazón se contrajo. ¿Era una maldición? Todo lo que recordaba que él decía, todas sus locuras, él estaba en todas partes. Pero ahora él estaba en el mundo de otro.
De la noche a la mañana la felicidad se convirtió en
problemas y a la siguiente luna los problemas se convirtieron en la felicidad
de un tercero. ¿Era una maldición? Todo lo que recordaba que él decía, todas
sus locuras, él estaba en todas partes. Pero ahora él estaba en el mundo de
otro.
Confuso abrió su mente, intentando encontrar una explicación, ¿Fue amor verdadero? ¿Acaso fue todo una mentira? ¿Era una maldición? Todo lo que recordaba que él decía, todas sus locuras, él estaba en todas partes. Pero ahora él estaba en el mundo de otro.
Apenas sabía ya quién era, sus recuerdos del último año estaban borrosos. La mencionada eternidad se fugó a la velocidad de la luz, una metamorfosis de mariposa a larva. Ahora estaba solo, de nuevo. No era tonto, sabía que podía pasar, pero ¿tan pronto? Su corazón ya no estaba contraído, tampoco apretado ni desgastado. Estaba roto. ¿Era una maldición? Todo lo que recordaba que él decía, todas sus locuras, él estaba en todas partes. Pero ahora él estaba en el mundo de otro.
El fantasma volvió a cogerle de la mano, tirándolo al vacío.
¿Era una maldición? Tal vez, pero nunca obtendría la respuesta al igual que de
muchas otras preguntas. Ya tan solo le quedaría refugiarse en su soledad,
maldiciendo su dolor y esperando que volviese a llegar el invierno.
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